miércoles, 14 de marzo de 2012

Vida de Lázaro con el ciego

2ª parte: Vida de Lázaro con el ciego.

El ciego llega al mesón donde trabajaba la madre de Lázaro y allí conoce al niño y se lo pide a su madre para que se lo dé como guía. Le promete a la madre que lo va a cuidar como si fuera su propio hijo.

La madre le entrega al niño y se lo recomienda especialmente diciéndole que fue hijo de un buen hombre. Por lo tanto, tanto el ciego como la madre mienten.

El ciego es el primer amo que va a tener Lázaro, el que le va a enseñar muchas cosas sobre la vida. Podemos destacar en la vida de Lázaro con el ciego cinco episodios principales (breves relatos con un principio, un desarrollo y un final, dentro del mismo Tratado I).

1) Episodio del toro de piedra.
2) Episodio del jarro de vino.
3) Episodio de las uvas.
4) Episodio de la longaniza.
5) Episodio del poste de piedra.

1) La primera experiencia que le toca vivir a Lázaro con el ciego es en la ciudad de Salamanca, a la entrada de un puente en el que hay una piedra con forma de toro: allí el ciego le dice a Lázaro que acerque la cabeza a la piedra que va a sentir un ruido. Lázaro cree en las palabras del ciego porque no estaba acostumbrado a que le mintieran, confió en el ciego y le hizo caso, Cuando el ciego sintió que estaba ya con la cabeza cerca del toro de piedra, le dio un gran golpe haciéndolo pegarse en la cabeza contra el toro. Tres días le duró el dolor (hipérbole, exageración). El ciego se burló de él riéndose y diciéndole que debía ser más vivo, más despierto si quería ser su guía. En ese momento dice Lázaro que “despertó a la vida”, sintió que el ciego le dio la vida por segunda vez, ya que le enseñó cómo vivir y ser más astuto, no dejarse engañar. El método que utilizó el ciego para enseñarle fue violento, pero Lázaro no se enojó por eso, a pesar del dolor, lo tomó como un aprendizaje. En ese momento Lázaro entendió las palabras que le dijo su madre cuando se dijeron adiós: “válete por ti” (toma conciencia de que ahora está solo, ya no tiene a su madre ni a nadie que lo cuide).
2) El ciego era muy mezquino, no le daba casi nada de comer al pobre de Lázaro, y éste vivía con hambre todo el tiempo. El ciego tomaba vino en un jarro, pero no le daba a Lázaro, que “moría por él” (hipérbole), por eso, Lázaro, usando todo lo que el ciego le había enseñado lo uso en contra del ciego para poder robarle vino. Utiliza varios métodos distintos porque el ciego siempre lo descubre, demostrándole que todavía es más astuto e inteligente que él. Primero daba unos “besos callados”, es decir, que tomaba unos sorbos en silencios para que el ciego no lo sintiera. Pero el ciego se daba cuenta de que el jarro se vaciaba demasiado rápido, y decide tener el jarro siempre en la mano mientras tiene vino. Lázaro inventa un nuevo método haciendo un paja de centeno para sorber el vino sin necesidad de tenerlo en la mano. El ciego se da cuenta una vez más, y coloca la mano en la tapa de jarro mientra éste tiene vino. Lázaro debe inventar un nuevo método porque le gustaba mucho el vino, además de sacarle el frío y el hambre: le hace un agujero en la base del jarro y la tapa con cera; luego, fingiendo tener frío, le pedía el ciego para sentarse entre sus piernas y con una vela encendida en sus manos, derretía la cera y abría la boca para que el vino le empezara a caer gota a gota. El ciego otra vez se da cuenta, pero no dice nada, y espera el momento justo para vengarse por el robo del vino. Mientras Lázaro disfrutaba del vino cayéndole en la boca, el ciego le parte el jarro en la cara, de manera que sintió que “el cielo, con todo lo que hay en él, me había caído encima” (hipérbole que muestra el terrible golpe que recibió). Fue tan fuerte el golpe que se le lastimó toda la cara y se partieron algunos dientes. Luego el ciego le cura las heridas con vino. Lázaro recuerda al jarro como “dulce y amargo” (antítesis) porque le daba el vino que le gustaba tanto, pero a la vez fue el que le dio el terrible golpe en la cara.
3) El episodio de las uvas es el único en el que no hay violencia física: el ciego pedía limosna –de eso viviá- y un día le dan un racimo de uvas muy maduro como para guardarlo, había que comerlo en el momento. Entonces decide, por primera vez, compartirlo a medias con Lázaro. Éste acepta el trato que el ciego le propone: comer una uva por vez cada uno para asegurarse que los dos coman la misma cantidad. El ciego comienza comiendo de a una las uvas, pero luego cambia, sin decir nada, y come de a dos. Lázaro piensa, si él come de a dos, rompiendo el acuerdo, yo también voy a comer de a dos, y luego de a tres. Cuando terminan el racimo el ciego, mostrando una vez más su inteligencia, le dice a Lázaro que comió de a tres uvas, éste lo niega, pero el ciego le dice que sí fue así porque si no se hubiera quejado cuando el ciego comenzó a comer de a dos. El ciego puso a prueba a Lázaro para ver si lo engañaba, y al descubrirlo le muestra que sigue siendo más astuto e inteligente que él.
4) El ciego estaba asando una longaniza, y Lázaro sabía que él no la iba a probar, pero el olor lo tentó demasiado. Cuando lo manda a comprar vino, Lázaro aprovecha y le roba la longaniza, poniendo en el asador un nabo que había por allí. Cuando el ciego va a comer la longaniza entre dos panes, al morderla se encuentra con el frío nabo y se enfurece. Cuando llega Lázaro lo interroga, pero éste niega todo. Entonces le abre la boca y mete su gran nariz dentro para oler si él se había comido la longaniza. Lázaro estaba nervioso, asustado, había comido la longaniza muy rápido y muy caliente, y “se la devuelve a su dueño”. El ciego se enfurece y le da una tremenda golpiza a Lázaro, lo araña, le arranca el pelo, lo lastima y luego, una vez más, lo cura con vino. Por los gritos de Lázaro la gente vino a ayudarlo, y el ciego les contaba todo lo que Lázaro le había hecho. Lázaro nos dice que el ciego le pronosticó el futuro a través de la profecía del vino al decirle que el ciego le daba suerte porque le había devuelto la vida varias veces (cuando él lo curaba). Lázaro nos cuenta esto, porque ya es adulto y trabaja pregonando vinos de su último amo, el arcipreste, cobrando un sueldo por este trabajo por primera vez en su vida. Aunque a cambio tuvo que casarse con la amante de este arcipreste. Pero para Lázaro es más importante saciar las necesidades básicas (casa y comida) que la felicidad personal que podría darle formar una verdadera familia.
5) Este último episodio funciona como una venganza final de Lázaro contra el ciego. Éste estaba pidiendo limosna en un día de mucha lluvia, y como no era un buen día, decide irse porque no quiere mojarse ni pasar frío. Para esto le pide a Lázaro que busque el lugar más angosto del arroyo que debían cruzar para volver a su posada. Lázaro, en vez de hacerlo cruzar por el lugar más angosto, lo hace cruzar frente a un poste o columna de piedra, logrando engañar por primera vez al ciego. Como éste era muy desconfiado le pide a Lázaro que salte él primero, lo hace esquivando el poste, y le dice al ciego que tome impulso para saltar lo más que pueda y así no mojarse los pies. El ciego le cree, salta y se da un tremendo golpe en la cabeza contra el poste, cayendo desmayado. Lázaro se burla de él diciéndole “¿Cómo, oliste la longaniza y no el poste? Huele, huele”. Concretada su venganza decide dejar al ciego, escapándose, no lo vio nunca más.

Los episodios del toro de piedra y del poste de piedra tienen cierto paralelismo, y lo mismo ocurre con los del jarro de vino y la longaniza. Todos estos episodios terminan con una situación de violencia física.
Publicado por Mariela Rodríguez Compare en 06:05 0 comentarios
Etiquetas: 2a. parte, Análisis del Tratado I
SÁBADO 5 DE NOVIEMBRE DE 2011
Lázaro de Tormes - Análisis tratado I
ANÁLISIS DEL TRATADO 1º

1ª parte: Infancia y vida familiar de Lázaro

“Lazarillo de Tormes” es una novela picaresca, anónima (no conocemos al autor) y narrada en primera persona por el personaje protagonista Lázaro que nos cuenta su vida. Lázaro comienza contándonos desde su nacimiento: nos dice que nació en el río Tormes y de allí tomó su nombre, presentándose como Lázaro de Tormes. El nombre Lázaro es un nombre de origen bíblico (el único hombre que resucitó volviendo a la vida), y también proviene del verbo “lacerar” que significa lastimar, herir (es un personaje que ha sufrido varias heridas en su vida).

Luego nos presenta a sus padres que son personas comunes, simples y sus apellidos González y Pérez así lo muestran: es un personaje de origen humilde.

Su padre era molinero, trabajaba en un molino de harina y roba por necesidad haciendo unas “sangrías” (cortes) en las bolsas de harina y sacando un poco de cada una. Por este motivo va preso. Cuando sale, para limpiar su nombre y honor, se va con su “señor” (patrón) a la guerra de Gelves contra los moros (árabes) y allí muere.

Su madre quedó viuda y decidió “arrimarse a los buenos” (no buenos de bondad sino de buena posición económica), se va a la ciudad a lavar y cocinar para poder sobrevivir y mantener a su hijo Lázaro.

Más adelante la madre y un moreno llamado Zayde “vinieron en conocimiento” (Lázaro no dice directamente que era la pareja de su madre). Al comienzo Lázaro le tenía miedo pero luego, gracias a que llevaba carne y leños para calentar la casa “fui queriéndole bien” porque mejoró sus vidas con comida y abrigo.

Nos dice de su hermanito que era “un negrito muy bonito” usando el diminutivo que muestra el cariño que siente por él. También usa el humor para hablar del hermanito porque nos cuenta que se asusta del padre, Zayde, diciendo “¡Mama, coco! porque era negro, sin darse cuenta que él también lo es.

Zayde, al igual que su padre, también va preso robando por necesidad: esto nos muestra una crítica escondida a la situación social de la época (siglo XVI en España). El padrastro robaba herraduras de los caballos que cuidaba y se las daba a la madre para que las vendiera. A Lázaro lo interrogan y por miedo a las amenazas descubre a su padrastro.

Éste fue azotado y pringado (castigo muy cruel en la época), Lázaro se compadece de él diciendo “al triste de mi padrastro”. A la madre también la castigan con cien azotes y ya no puede estar con Zayde, quedando sola con los dos niños: va a servir “al mesón de la Solana” (todos los lugares mencionados en la novela son reales y conocidos por la gente de la época, dándole verosimilitud al relato, aunque la historia sea ficticia, los hechos narrados son inventados pero creíbles).
Publicado por Mariela Rodríguez Compare en 17:30 0 comentarios
Etiquetas: Lazarillo de Tormes: Tratado I